El personaje ubicado en el parque Los Fundadores es el
general Diego A. de Castro, (Barranquilla, 14 de octubre de 1853- Barranquilla,
23 de febrero de 1905) Primer gobernador del Atlántico.
En 1878 embarca hacia Nueva York a través de Bocas de Ceniza
y regresa en la guerra de 1885 cuando Gaitán Obeso se apodera de la ciudad,
toma la administración del ferrocarril de Bolívar, maneja un vapor del rio que
estaba abandonado y habilita las calderas para ponerlo al servicio de la causa
del gobierno de la Regeneración. Poco después fue nombrado agente de
canalización del río Magdalena donde contribuyó al triunfo de la batalla de Los
Obispos, en la cual perdió un ojo.
Entre sus logros estuvo ser nombrado como General de
División, Comandante de las Fuerzas Marítimas del Atlántico y Pacifico,
Ministro de Guerra, Administrador del Departamento del Atlántico e introdujo el
primer automóvil a la ciudad .
Hoy en día su estatua se encuentra mutilada en un brazo y su
altar incompleto debido al vandalismo en la zona.
Desde su presentación en el V Salón Nacional con los oleos
de Naturaleza muerta en 1944, su nombre ha sido símbolo del arte plástico y sus
obras siguen exhibiéndose con gran éxito comercial alrededor del mundo. La
pintura de Obregón se caracteriza por su expresionismo e impronta mágica,
además de contener una fuerte crítica política y social a la violencia en el
país.
En el último mes el busto ha sido usado por los estudiantes
de la Facultad de Bellas Artes en la Calle 68 #53-45, como símbolo de protesta
ante la falta de respuestas por el derrumbe en la edificación.
La estatua al Escultor es la representación del trabajo
durante la talla con martillo y cincel de una escultura. La pieza está hecha
con cortes geométricos y un símbolo de corazón que le atraviesa el pecho.
El monumento fue un encargo de la familia Yidi, para un
negocio de enchapes de mármol que funcionaba en la misma calle y que todavía se
puede apreciar en la fachada del almacén Tierra Santa de la calle 70.
Hoy su estatua es usada como punto de referencia para los
vendedores ambulantes, además de estar llena de basura encima de su altar y sus
alrededores.
El Cañón Verde y el Cañón del Boliche.
Cañón El
Boliche, patrimonio recuperado bajo la administración de Guillermo Hoenigsberg
Bornacelly.
El Cañón Verde y el Cañón del Boliche son dos piezas de
artillería colonial, que debido a la falta de documentación en la época, no se
sabe la fecha exacta en que llegaron a Barranquilla, sin embargo, se conoce que
por causa de la muerte de Símon Bolívar fueron enterrados como símbolo de paz,
en la esquina de la Carrera 41 con Calle 34, para recordar el sitio donde se
hospedó el libertador durante su visita a la ciudad en el año 1830.
En 2007 fue restaurado y recuperado de su abandonó en casas
de familia, esquinas o baños públicos
por un grupo de restauradores liderado por el Coordinador del Área de
Patrimonio, Lazaro Miguel Cotes.
Actualmente, los cañones se encuentran en la Plaza de
Bolívar ubicada en la calle 34 entre carreras 44 y 45, donde los vendedores
ambulantes y los transeúntes rodean al
patrimonio. No obstante, debido a la falta de cuidado permante de ellos, el
interior de los cañones están repletos de basura.
Monumento
a la Libertad.
Ubicada
en el Parque de la Independencia, entre las calles 38 y 39, carreras 38 y 39.
Sobre el Monumento a la Libertad, no existen muchos datos de
su escultor, solo que fue fundida en hierro sólido por la casa H.G. Hassing, en
Alemania y de allí fue transportada por barco hasta Barranquilla. Su pedestal
fue encargado por el señor Enrique Molina y como un obsequio de la colonia
siria a la ciudad con motivo del centenario de la Independencia de Colombia en
1910.
Según lo data las lecturas locales del periódico El Heraldo,
el monumento completo tuvo un costo de 2000 pesos, que para la época era una
considerable suma de dinero. Hoy en día se encuentra frente a la Biblioteca
Pública Departamental Meira Delmar y la Iglesia San José en el centro de la ciudad.
Hoy en día, el monumento se ha sido usado como lienzo para
grafitis en multiples ocasiones, y en las noches varias personas sin hogar
duermen bajo su altar.
Estatua de San Nicolas de Tolentino.
Estatua
ubicada en la Plaza de San Nicolás en la Carrera 42 Nº 33-45 en el Centro
Histórico de Barranquilla.
San Nicolás de Tolentino nació en San Angelo (Italia) en
1245 y murió el 10 de septiembre de 1305 en Marcerata (Italia). Hizo su
profesión religiosa en la orden de los Agustinos Ermitaños, antes de haber
cumplido los 18 años de edad y en 1271 fue ordenado sacerdote en Cingole. Los
últimos 30 años de su vida, aproximadamente, vivió en Tolentino centrado en la
meditación y la oración, así como en la atención de los enfermos y necesitados.
Se le atribuyen más de 300 milagros tanto en vida como post
morten, por lo cual se le considera
“Patrón de las Santas Almas”, e intercesor por la justicia, la
maternidad, la infancia y la salud.
En Barranquilla, anteriormente conocida como Barrancas de
San Nicolás, se construyó una iglesia a
principios del siglo XVIII en su honor,
la cual hasta la primera mitad del XX fue el centro de la vida social,
comercial y cultural de la ciudad.
La estatua ha sido víctimas de los delincuentes en varias
ocasiones, en especial sus manos que solían sostener un ave y un libro. En
agosto del año pasado sus dedos fueron arrancados y luego restaurados por el
artista Carlos Antonio de la Torre, sin embargo, actualmente, su mano izquierda
no cuenda con dos dedos y su derecha fue amputada totalmente.
Monumento a la Bandera.
Monumento ideado y
esculpido en Paris por el maestro Marco Tobón Mejía, se encuentra en el Parque Once de Noviembre
en la carrera 54, calle 58.
El Monumento a la bandera fue inaugurada el 11 de noviembre
de 1931 y cuenta con aproximadamente 15 metros de altura hechos en mármol, de
los cuales cinco representan la figura de una mujer sosteniendo una bandera
haciendo alusión a la libertad de la patria, mientras que en la parte inferior
se muestran a dos grupos de personas que
simbolizan al pueblo.
La estatua le da la espalda a las calles principales debido
a que en el momento de su instalación se pensaba construir una zona verde
alrededor que llegará hasta el Río Grande de Magdalena, para que los vientos
del norte dieran la sensación de ondear la bandera, sin embargo, este proyecto
nunca se llevó a cabo y la ciudad creció de espaldas al río.
Por más de ocho décadas el monumento se ha erguido en el Parque Once de noviembre y ha sufrido
numerosos actos vandalicos como el robo de su placa de bronce y grafitis en
aerosol.
Monumentos
a los Fundadores de la Aviación.
Se encuentra en el Bulevar
central del barrio El Prado, en la carrera 54 con calle 59.
El Águila o Monumento a los Fundadores de la Aviación, fue
fundida y enviada desde Alemania con ocho bustos dedicados a las víctimas del
accidente del avión Junker ocurrido el 8
de junio de 1924 en la Calle 40 entre carreras 41 y 43. En el trágico siniestro
murieron Ernesto Cortizos, el piloto Von Khron, Karl Meyer, Fritz Troost,
August Rosengneck y Guillermo Fischer.
El monumento recuerda además, a los pioneros en la aviación
colombiana como La Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos (SCADTA), la
primera aerolínea en América.
Al cabo de un tiempo los bustos presentaron fisuras por el
sol y la lluvia, por ello cuando alguien “decapitó” uno de los bustos se
comprobó que estaban hechos de arcilla y no de bronce como se tenía por hecho.
Ante las críticas el escultor italiano Emilio Morás respondió que había
comprado los bustos de arcilla con recubrimiento de pintura de bronce, por ello
fueron removidos de su lugar junto al monumento.
Durante la última década ha decorado el Parque de los
Fundadores en el barrio el Prado, a pesar de la falta de pintura en algunas
partes de la emblemática águila.
El historiador Giussepe D’amato se refiere a los monumentos
en la ciudad como “En estado de total
abandono. De hecho, no existe en la ciudad un monumento que la identifique en
un plano nacional, ni siquiera local. Los monumentos en Barranquilla no son
elementos vivos, ni atractivos. Y los habitantes locales poco o nada los
conocen”.
Los monumentos hablan de una historia de más de 200 años,
pero con su estado actual de descuido, es posible que no les queden muchos más
y sus significados se pierdan en una memoria inexistente.
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