La nueva cara del Parque Tomás Suri Salcedo

Por Natalia Botero.
Hace dos años en el parque Tomás Suri Salcedo, localizado en la carrera 46 entre las calles 70 y 72 al norte de Barranquilla, solo se podía apreciar abandono, descuido, inseguridad, drogadicción y prostitución.
Sin embargo, desde el año 2013, este espacio ha venido experimentando una serie de cambios. Hoy en día se levanta el Suri Salcedo en un moderno espacio donde los barranquilleros disfrutan de la sombra de los árboles y el aroma de las flores; los cuales le dan un aire de tranquilidad a la amplia plazoleta remodelada, en la que se encuentran juegos para niños, máquinas de ejercicio, canchas de baloncesto, césped y bancas.

Elkin Núñez Cabarcas, Funcionario del Archivo Histórico del Atlántico, cuenta que; En 1934 los socios de la Urbanización Colombia donaron a Barranquilla los terrenos donde años más tarde se construiría el Estadio Municipal, escenario destinado como sede de las Terceras Olimpiadas Nacionales de aquel enero de 1936.

Los terrenos eran muy extensos, lo que permitió proyectar una gran ciudadela deportiva. El sector se identificó por muchos años como el parque Boston.

Por medio de las Empresas Públicas Municipales se llevaron a cabo las acciones de ornato y embellecimiento de la ciudad: se logró habilitar la Avenida Olaya Herrera con el fin de asegurar el acceso al Estadio, sede de los juegos, y a la zona de influencia deportiva. Nació entonces, mediante acuerdo municipal, el nombre del predio donado por Pascual del Vecchio, William Laad y los hermanos Obregón.

Se le hacía un justo homenaje a Tomás Suri Salcedo, primer ministro de Hacienda costeño, quien, además, fue uno de los benefactores de la ciudad.
Impulsó las obras de Bocas de Ceniza, la construcción de varios colegios, la estación del Cuerpo de Bomberos y el edificio de la Sociedad de Mejoras Públicas.

Con la visita del entonces ministro de Educación, Jorge Eliécer Gaitán Ayala, el primero de febrero de 1940 se dio inicio a las obras programadas; el líder liberal inauguró el comienzo de la construcción del estadio de basketball localizado en el terreno donado, pero la proyectada Ciudadela Deportiva nunca se construyó.

Años más tarde, por Ley de la República, la Sociedad de Mejoras Públicas suscribió un contrato con el municipio para el ornato y embellecimiento del parque, diseñando inmediatamente las acciones de arborización con muchas especies nativas de la Costa.

Este fue prácticamente el primer parque que administró dicha asociación, los trabajos estuvieron bajo la coordinación del arquitecto antioqueño Jean Wolff. Su construcción comenzó en 1945 con fondos provenientes de los recaudos del impuesto de Parques y Arborización.

Tiempo después, el lugar quedó nuevamente en manos de la administración municipal, decayó su mantenimiento, y la ciudadanía no mostró interés.

Por muchos lustros este parque ha sido el escenario preferido de generaciones. Se celebran allí actividades colectivas como las verbenas del Club de Leones y del Club Rotario; las reuniones de los Boy Scouts, la novena de Navidad, representaciones teatrales, olimpiadas escolares, conciertos populares, ferias del dulce y ferias artesanales.

Los primeros arreglos


En agosto 3 de 1978, la Cervecería Águila se encargó de su mantenimiento. Adoptó el parque ante una rueda de prensa presidida por su entonces gerente, don Guillermo Muñoz. En su primera remodelación, cuando la empresa cervecera festejaba sus 65 años de fundada, se construyeron pistas de patinaje y toboganes adornados con los personajes de Walt Disney. Pero fue cuando la cervecería Águila abandonó su misión con el parque, que todo empezó a decaer poco a poco.

En el pasado quedaron las risas de los niños jugando en los columpios y resbaladeros de Disney, las aguas de las fuentes que atraían a las familias y parejas de enamorados, permanecían estancadas acumulando desechos y olores nauseabundos que alejaban a cualquier posible visitante.

José Antonio Villareal, vendedor de camisetas de futbol, recuerda las épocas en las que disfrutaban del parque Suri Salcedo, uno de los primeros que tuvo la ciudad. “Era una tradición muy hermosa y hasta fue considerado uno de los mejores parques de la ciudad.” Afirmó Villareal.

La recuperación


En el 2010 durante la administración de Alejandro Char se habló sobre un equipo de recuperación, con la ayuda de la empresa Bavaria, que finalmente no alcanzó a culminar su trabajo.

También asegura José Antonio Villareal, que “La época en la que Bavaria protegía el parque, vivió sus mejores momentos.”

Luz Marina Diazgranados, una vendedora ambulante del parque, que creció a los alrededores de este y continuamente lo visita, dice que “Actualmente todo es un simple maquillaje, todo está igual que siempre, pero ahora, exhibiendo una faceta que se puede borrar en cualquier momento”.

Lo que compartía Luz Marina en sus palabras, se relaciona con la preocupación de la comunidad en descuidar nuevamente el parque Tomás Suri Salcedo, el interrogante de la mayoría ante la magnitud y belleza de la obra, es cómo se garantizará su cuidado.


El gerente del Foro Hídrico, Gonzalo Baute, aseguró que esa dependencia garantizará el cuidado y mantenimiento del parque, como lo exige una inversión de ese tamaño.

Fueron 3.379 millones de pesos que aquí se invirtieron, gracias a que se sumó la Alcaldía con las zonas verdes y los juegos infantiles y la Gobernación del Atlántico con la Fundación Bavaria que donaron la iluminación Led.

“Claro está, que no lo podremos hacer todo. Necesitamos el compromiso de la comunidad, con su comportamiento, y el seguimiento de la prensa”, dijo.

Es por esto que si no cuidamos todos de este parque, perdemos en cualquier momento las remodelaciones hechas.

Hoy, después del abandono, y gracias a todo éste proceso de recuperación, en el parque Suri Salcedo se vuelven a sentir las risas de niños que se divierten al jugar en el parque, suena el ring ring de los carritos de paletas, se oyen los tambores al ritmo de los músicos que visitan el lugar y se respira aire fresco.